
Algunas características en las recientes publicaciones de cuentistas peruanos son el uso de un lenguaje directo y alejado de lo artificial, la presencia de la ironía y del humor, la incursión en la metaliteratura y la continua y evidente asimilación de propuestas extranjeras. Lo último no se limita a copiar un modelo exitoso o aceptado, sino que además propone una apropiación e innovación; una clara muestra —al menos en nuestro país— del deseo de incursionar en rutas diferentes, así como un rechazo al canon establecido.
Antonio Gazis, autor de Los elefantes de Borasino (SM, 2020) y de Trece casas (SM, 2023), nos presenta su nuevo libro de cuentos, Sociedad nocturna (Maquinaciones, 2025), un conjunto de diecisiete cuentos en el que se pueden apreciar las diferentes manifestaciones de lo absurdo, lo fantástico y lo weird. En los primeros cuentos es notoria la influencia kafkiana: hechos ilógicos, brevedad de los relatos, e incluso el tratamiento de ciertos temas como la crítica a la sociedad deshumanizadora y a su ineficiente burocracia. Otros relatos muestran reminiscencias de cuentos de Cortázar y Ribeyro.
Lo absurdo se configura en varios relatos como una metáfora. Esto ocurre en Caspa, en donde la presencia de una mujer atornillada en una silla giratoria podría interpretarse como una crítica al nepotismo. En Voracidad el hecho absurdo de que una pareja de esposos conviva con una víbora se podría interpretar como la ruptura del hogar por el nacimiento del hijo. Hecho transgresor, ya que en nuestra sociedad se suele asociar el nacimiento del primogénito con la bendición del hogar.
Globos también se suma a este primer conjunto de textos kafkianos, aunque se distingue de los cuentos anteriores por la presencia del hecho imposible y del humor negro. Aborda el embarazo como un requisito para encajar en una sociedad marcada por el espectáculo. En Poco después, lo fantástico —el no saber en quién se origina el pensamiento—, podría leerse como una hipérbole y también como una crítica a la idealización de las parejas perfectas, así como un reclamo a pensar diferente. La brisa —tal vez el mejor cuento del libro en lo que concierne a lo fantástico tradicional— se vincula con la frustración de no poder realizar una idea brillante, así como por el tormento de poseer uso de razón. Esto es reforzado por la presencia de una gata, animal que vive sin las preocupaciones de su dueño. Por otro lado, el hecho de arrancarse los cabellos para deshacerse de los pensamientos es muy acertado debido a su amplia simbología: pérdida de los ideales de juventud o vejez.
En Boniperti, el narrador le habla a un personaje que parece totalmente acostumbrado a su empleo de oficinista. Empleado modelo, eficiente, abstemio y sin rasgos contradictorios. En este personaje la alienación no se representa con una transformación en insecto, sino con la pérdida de la identidad misma. A una cuadra de la lección de piano evitando la vereda del frente tiene como personaje a Marito, quien muestra una conducta influenciada por las miradas de los demás, ya sea la familia o la sociedad. El juicio de valor de los demás no solo ocasiona la pérdida de la infancia, sino una castración simbólica ocasionada por los padres a los hijos al reprimir la interacción y la libre expresión. El miedo del hijo se configura como una respuesta a la educación de padres sobreprotectores. Estos dos últimos cuentos —así como La muerte de Sebastián Díaz— se alejan de lo fantástico, aunque no de lo kafkiano.
La despedida hace recordar a algunos cuentos de Historias de cronopios y famas. Lo mismo ocurre con Teoría general de los sitios en un salón de clase en donde se reflexiona con gran ironía y humor de las ubicaciones de los estudiantes dentro de las aulas y la justificación para ello. Por otro lado, El elegido parece deudor del cuento El banquete de Ribeyro tanto por la construcción del personaje La Fontana, postulante y supuesto ganador de las elecciones a la alcaldía, como por el escepticismo y la frustración.
En La sociedad nocturna, cuento que da nombre al libro, se narran las anécdotas de un grupo de escolares dentro de un colegio. Este tipo de cuento en el que no hay un personaje individual, sino colectivo y en donde cada hecho parece absurdo, aunque posible es un adelanto de los tres últimos de este libro en los que el autor se libera de la influencia y de los homenajes y desarrolla una voz propia.
Uno de los cuentos más inquietantes se llama Sábanas. En él, una familia conformada —padrastro, madre e hija adolescente— vive constantemente preocupada por colocar las sábanas encima de los muebles. Este actuar de la familia podría interpretarse como una falta de actividad sexual en la pareja adulta, así como un despertar sexual de la hija. Esto se confirma cuando en la última parte del cuento, la madre retira las sábanas luego de que su hija empezará su vida sexual con una nueva pareja. Si bien no ocurre un hecho sobrenatural o absurdo, este cuento roza con lo extraño debido a la atmósfera creada y por la sensación de que hay algo que no se cuenta a simple vista.
En La música para después un melómano reserva canciones para después, aunque no se explica exactamente a qué se refiere. Su excentricidad parece inofensiva, hasta que llega un momento en el que ya no puede escuchar más canciones porque las ha postergado todas. ¿Qué significa la música para después? ¿Tendrá que ver con el hecho de vivir pensando más en el futuro que en el presente? La idea no es clara y por eso el cuento tiene la virtud de prestarse para múltiples interpretaciones.
Llegamos a los últimos cuentos del libro. No es coincidencia que los tres hayan sido ubicados al final. Considero que esta decisión editorial se debe a un intento de mostrar un desarrollo en la escritura del autor. En los tres relatos encontramos las siguientes constantes: historias con una gran diversidad de hechos sin intención de convertirse en nouvelle, personajes colectivos, escenarios caracterizados por albergar a diferentes personas como edificios, colegios, barriadas; y la ausencia de elementos absurdos. Aún a tiempo se ambienta en El Callao y narra las aventuras de un grupo de amigos conocidos como La fuerza Delta. Las peripecias de estos personajes están marcadas por la migración, por el regreso al barrio de la infancia y por la nostalgia. En El hijo del árbol el escenario es un edificio y personajes son sus excéntricos inquilinos. Por último, el que considero el mejor cuento del libro, Ola de acontecimientos en el jirón Vasco Núñez de Balboa narra la historia de un vecindario en donde cada hecho realizado por un vecino termina afectando al otro. El humor está vinculado al azar, es decir en como un hecho intrascendente para uno puede impactar en otro. Aplaudo la arriesgada construcción del personaje colectivo, por el uso de un humor elegante, por la fluidez de los hechos y por la verosimilitud pese a tratarse de hechos disparatados.
Sociedad nocturna es un libro inesperado y necesario en una sociedad limeña demasiado diurna y conservadora, y su autor se suma a un grupo de autores que en este 2025 están apostando por nuevas formas de construir y renovar el cuento. Agradezco a Antonio por confiarme la presentación de su libro.